El tren ha salido con el retraso habitual, también debido a personas que necesitaban asistencia para subirse antes que el resto. Dos de ellas bastante ancianas, una en silla de ruedas y otra con un perro guía.
Cuando he visto al pastor alemán, y me ha olido la mano, he sonreído. También he pensado en el entrenamiento que tienen estos animales, y a veces no llegan ni a titularse, porque no sirven, ya que son nerviosos, o no responden a los estímulos, o cambian la respuestas a ordenes. A este lo he mirado pensando en todas esas duras pruebas que ha pasado, a pesar de no saber expresarse ni entender como un humano, y hacer la labor de un acompañante fiel. Luego pienso en mi perro Bowie, que voy a decir que es bueno, pero a la vez un poco trasto, otro nivel, evidentemente.
Le he mirado fijamente igual que él a mi, leyendo su arnés de Fundación ONCE, y he recordado porque esta raza es mi favorita. Ha venido a mi mente cuando yo no tenía más de 8 años, y me fui con mi tía José y mi tío Julián a una casa de campo que tenían unos amigos. Me gustaban estos amigos que tenían una tienda de electrodomésticos, que incluso en la casa de campo había un frigorífico con un pulsador para agua, flipante para mí, que hacía poco tiempo que habíamos estrenado en casa la televisión a color marca RADIOLA. Esa tarde de invierno me aburría como una ostra allí, jugaron conmigo un poco a las damas y ya, resto del tiempo para ver que me inventaba siendo además una niña buena. Así que los dos perros pastores alemanes que había, fueron mis acompañantes durante horas. Me encanto correr con ellos, jugar con el joven que era el macho y acariciar sin parar a la hembra que era su madre y ya viejecita. Ahí nació uno de mis deseos terrenales de tener algún día un perro y si era pastor alemán, pues redondo. Luego llegó Bowie cumpliéndolo, y es un perrito de 7 kgs, pero por dentro tiene un pastor alemán, las orejas de un lobo, el pelo de un Yorkshire y el color del agua de un lago en la noche. Es perfecto.
Tras esos microsegundos en el andén pensando en mi pasado, he subido al vagón y mi sorpresa ha sido que esta señora ciega iba en él. Y tras 1 hora de trayecto, se ha levantado y por detrás he sentido el sonido del arnés perruno, y a la par un hocico que se situaba sobre la mesa. El perro me había elegido a mi, porque su protegida, me ha preguntado dónde estaba la cafetería, si iba en buena dirección. Pues es una idiotez, lo se, pero me ha hecho ilusión porque nunca había tocado el hocico de un perro de estas características, ni tampoco nadie que no me puede ver, me ha preguntado nada. Ha sido más que curioso y me ha alegrado la tarde.
Ya volvieron de la cafetería, y acertaron el asiento en el estaban, esto es increíble y el perro que ahora mismo duerme, es un héroe.
Es una delicia siempre leerte! 🤍
Maravilloso y emocionante!
Gracias por compartir 🙏🏼