¿Fidelidad o Lealtad?
Si lo pudiese poner en una posible fórmula: Lealtad>Fidelidad.
Es cierto que presumimos de las dos, pero si voy más adentro en mis reflexiones, la lealtad es algo grande y va más allá que la fidelidad.
Lealtad es no fallar. No fallar en cualquier relación, en el trabajo, con tu pareja, con tu familia… Es algo más profundo que yo percibo sin palabras. Es cuando miras a los ojos a alguien y sabes que no te va a fallar. Son personas leales aquellas a las que confías vulnerabilidades sabiendo que no vas a ser herido al descubrirte, y que te devuelven noblemente una respuesta tanto positiva como negativa, pero vista con sus ojos limpios. Hay amor ahí. Existe un halo de confianza que rodea la relación leal, desde el compartir una caña, apoyar la tristeza de la perdida, respetar el espacio mutuo, acompañar en la distancia, y celebrar cualquier momento.
¿Conexión? Yo le llamaría cableado. Cuando estás cerca sonríes con el cable de la complicidad, con el cable del entendimiento, con el cable de la compasión, con el cable de estar orgulloso del otro, con el cable del pilar que representa en tu vida, con el cable de la sonrisa más bonita que te encuentras cuando estás fastidiado, con el cable de buscarte y encontrarte en cualquier fiesta para ir a brindar a la barra con un chupito de tequila, con el cable de que antes y después de esta vida ya estabais y estaréis enchufados.
Ser leal supone un compromiso que no se firma, que no responde a las normas sociales y que no contesta a preguntas fuera de la conexión.
Yo me siento leal a muchas personas, y al 100% a mi misma. No me traiciono porque me conozco, me respeto y me entiendo y me apoyo cuando me equivoco, cosa que hago bastante. Sentirme leal es plantar los 2 pies en el suelo y afianzar un “aquí estoy sin miedo a no ser coherente conmigo” Es decir y decirme “Soy”
Por tanto la fidelidad es aquello que contratamos con los demás, desde la empresa, los amigos, pareja, hijos, padres, jefes, empleados… ¿Será por normas? Fiel es el que las sigue. Yo digo siempre que si eres del Club de puntos del supermercado, está feo comprar los refrescos en la gasolinera, eso sería conveniencia, comodidad, y relajación. A veces pasa en las relaciones, nos relajamos, preferimos lo fácil o nos encaprichamos de una compra más bonita, que oferta una buena experiencia, o quizá nunca hemos probado. El deseo de lo fácil y de lo nuevo es lo que nos mueve a ser infieles, incluso a nuestra marca de perfume de toda la vida. Es como guiñar el ojo a las normas paternales, y saltarnos no hacer la cama, aunque escuchemos una vocecita que nos lo recuerda. Al acallar la dichosa voz y atrevernos a pisar el limite, surge la satisfacción, y a veces maravillosas y trágicas consecuencias.
Siendo infieles crecemos y nos conocemos. Y siendo fieles también. Nos definimos como participes de esta sociedad, nos etiquetamos en los que si, en los que no, y damos los pasos desde estos pilares a lo conformará la lealtad a lo que somos como ser humano.
¿A qué eres fiel? ¿A qué eres leal? ¿Qué normas son las próximas que mantendrás, crearás o romperás?
Así somos.