-Yo no me pillo vacaciones, me regulo durante el año.- me comentó ella.
Esto formó parte de una conversación de whatsapp que me sacudió un tsunami en toda la geta. Yo que pensaba que llegaba super zen al mes de Agosto, que mi meditación y mis retiros habían funcionado, que mi estrés de los últimos días había surtido efecto para dejarme los emails a cero, y que todo estaba tranquilo. Pues no, señorita Sagrario, no es así, si necesitas vacaciones y llegas con un 2% de energía es porque o no te organizas, o no sabes regularte.
Me sentí idiota perdida. ¿Qué propósito de vida era el mío? Si me quedan unos 20 años de trabajo, multiplicado por unos 20 días seguidos de vacaciones, disfrutaré de la vida 400 días (no cuento los primeros días en los que aún no te hayas en la salsa roquefort de las vacas y los últimos, que como buen ser humano me revuelvo en mi cajón de arena lleno de mierda por no querer ir el primer día al curro) Como conclusión, voy a trabajar un huevo para menos de un año de placer.
Ahora me pregunto, mirando el ventilador de mi dormitorio enredando las telarañas, si no me habré equivocado de reencarnación, o de ser vivo. A mi testa también viene, si realmente disfruto de las vacaciones, ya que los meses anteriores los lleno de expectativas. Voy a leerme 3 libros, meditaré a las 7:00 a.m., pasearé a Bowie antes que achuchen los 40 grados, cocinaré pan de calabaza, iré al cine con Pablo, nadaré en mar y piscina, me cuidaré de no engordar demasiado y beberé vinito blanco Sauvignon Blanc de aquella bodeguita cerca de Valladolid. Nada, un pellizco de todo esto y a correr y a la segunda semana agobiada por no cumplir. ¿En esto consistirán esos 400 días de placer a los que me enfrentaré en los años venideros?
El caramelo “werthe´s original” que se me ha puesto en la garganta al atardecer de hoy, es de sabor pirita. Noto una presión en el centro de mi frente, mi buche hinchado por los frutos secos engullidos para eliminar minerales pesados del gaznate, y seguro que la ropa cotidiana ha encogido. Además creo que olvidé la contraseña del ordenador del trabajo, pudiendo decir que controlo bastante todo, pero los flequitos sueltos del día a día, se me van de las manos, como los cargadores de Iphone del bolso.
Ahora quizá podáis entender que mañana se acaban las vacaciones, y solo pido que se me vaya el nudo de la garganta para que pueda dormir esta noche y no me digan que si no he descansado. Aunque es cierto que he encontrado un propósito, superar esos 400 días, y que no se produzcan de 20 en 20, sino cuando los necesite.
He dicho.
I have known the taste of pyrite....in the Black Rock Desert.
Se ponen demasiadas expectativas en las vacaciones, como si fuesen los únicos días de auténtico disfrute, y no es así, día a día durante el año disfrutamos de momentos con amigos y familia, actividades lúdicas y lo más importante del trabajo, que algunos tenemos la fortuna de decir que es lo que nos gusta hacer.