¿Una vida con o sin queso?
Pienso que a veces escribo para ordenar, o para expulsar a propulsión un atisbo de todo lo que en un día se puede quedar dentro, y que luego sale a flote en algún que otro sueño lúcido. Es cierto y comprobado, que si se comparte en la vigilia, tu cuerpo y mente se aligera cual plumilla sobaquera de abejaruco. Así que ahí voy.
El comentario que más me ha hecho reflexionar hoy, ha sido:
“Pensé que aún estabas de vacaciones, como te veo disfrutar”…
Detente a analizarlo. Cierra los ojos si has vuelto al trabajo, y piensa si disfrutas o no. O cierra los ojos si estás de vacaciones, y rasca un poco si aún tienes un pelín de nauseas contenidas en el estómago. Bueno, no hay reflexión correcta. Pero si que es cierto, que cuando vuelves todo quisqui te dice: ¿Has desconectado? Yo no se qué contestar, ¿sí? ¿no? A veces hasta yo misma pregunto, inconsciente de mí. Y siempre me llega la misma respuesta, aunque no me atrevo a decirla. ¿De qué tengo que desconectar? ¿Del trabajo? Pero si yo cuando conduzco y oigo podcast, conduzco y oigo podcast. Cuando cocino, bailo descalza mientras me sirvo algo fresquito. Cuando ceno con mi familia, como mientras charlamos, sin tv y sin nada más. Cuando estoy, estoy aquí, y cuando estoy en el trabajo o recibo una llamada del mismo, estoy trabajando.
No entiendo un aquí y ahora solamente vacacional. Es difícil concebir que porque sea lunes, no me pueda comer un helado de coco, o salir a la terraza con unas velas y poner agua con gas y lima en una copa de cristal de bohemia. Me cuesta pasar un día sin reír, sin sentir el amanecer, sin aprender algo, sin ilusionarme, sin emocionarme, sin sonreír y agradecer que formo parte.
Así que piensa como es tu día a día.
Que tus fines de semana sean el complemento final tras un viernes marchoso. Que tus vacaciones sean la ocasión para conocer otros lugares. Que aunque la hamburguesa no lleve queso siga siendo tu comida favorita.
La vida con queso o sin queso, sigue siendo vida.
La vida con o sin vacaciones, es para disfrutarla.