Es el adjetivo de los hijos de los vecinos, amigos y conocidos (nunca los nuestros), que no saben valorar lo que tienen, que se quejan por todo, que no saben hacerse un bocadillo o que para hacer los deberes necesitan apoyo logístico. Que conste que hablo en general. Pero es que el viernes no pude remediar echarme a temblar cuando despedía a mi hijo que iba de campamento el fin de semana. 48 horas fuera de casa aproximadamente. Dos cenas, dos comidas, dos meriendas y con mucha suerte dos duchas. Calculando necesidades, algo de ropa interior, varios pantalones, varias camisetas, varias sudaderas (varios significa no más de 3) y algo de útiles de higiene, todo ello en una bolsa de deporte, esto sintiendo un pelín de vergüenza pensando que llevaba demasiado. ¡Cuál fue mi sorpresa al llegar al autobús, al ver trolleys no permitidos por Ryanair por tamaño y peso, en un porcentaje del 90%! Incluso llegué a pensar que se iban más tiempo y que no me había enterado, o que yo era una mala madre. Enseguida solté lo de enjuiciarme, y pensé en todos aquellos niños que iban a una tienda de campaña con maletas de ruedas y con ropa suficiente para llenar la sección de señora de ZARA.
me encanta la frase final…. el amor mueve….
Así es
Pablo es un niño con mucha suerte 😊
Gracias 🙏🏻❤️